viernes, 28 de mayo de 2010

"Grey Gardens" de Albert & David Maysles (1972)


La cámara de los hermanos Maysles en Gray Gardens construye espacios y atmósferas que refuerzan lo fascinante y decadente de la vida de dos Edies, madre e hija. Una casa casi absorbida por la maleza que la rodea, habitada por gatos y demás animales; un desorden sin ninguna intención de ser controlado; colores pastel en unas paredes mohosas, restos de los días de gloria de ambas mujeres (cuadros, fotos); y la sugerencia de un olor desagradable que lo permea todo...


Pero los Maysles lograron que estos personajes tan particulares les abrieran las puertas de su hogar por dos razones. La primera es el encanto de los hermanos, particularmente David, que primero establecieron una relación de amistad con unas mujeres acostumbradas a que se les de la espalda. La segunda es la necesidad de atención masculina por parte de éstas, de ser tomadas en cuenta como mujeres y de buscar una irrupción a su cotidianidad agotada.



La cámara de los Maysles asombra por el respeto y cariño con el que retrata a las Edie. En una secuencia crucial en el film, Little Edie entra al cuarto cantando y bailando llamativamente, buscando teatralmente la atención de la cámara como hace en repetidas ocasiones. Su madre, desesperada, la empieza a enfrentar y decide levantarse. Anuncia que se le va a caer la blusa y entonces los Maysles viran la cámara para enfocarse a sí mismos en un espejo, sólo para reenfocar en un retrato de Big Edie, en donde luce joven y elegante. Después, tienen un momento en el que cantan juntas "Only A Rose", conjuntando el amor que sienten por la otra a pesar de todo y por último, explotan con versiones diferentes de una historia de amor de Little Edie. En todo ésto, a pesar del respeto con el que son filmadas, se nota una cámara inductora de comportamientos en los personajes. Ellas son actrices naturales, haciendo despliegues dramáticos que seguramente sin la cámara no serían así. Little Edie se maquilla y viste para la cámara. Se dirige a ella, la enfrenta y por momentos, crea una situación de confidencia entre ella y los expectadores. Nuestro acercamiento es de primera mano porque ella nos lo permite así.




Y los Maysles tienen una intuición poderosísima sobre los aspectos que resultan cinematográficos, empezando por escoger a estas mujeres, pero también poniendo mucha atención a los detalles de estas mujeres que las hacen ser quienes son. El oficio de los hermanos Maysles se despliega cuando pareciera que hay más de una cámara en la secuencia. Pasamos de cuadros abiertos a detalles sin romper la continuidad temporal, lo que demuestra una edición limpia y precisa. Siempre entendemos el espacio y la situación, pero nunca faltan los encuadres cerrados que permiten asociaciones, por ejemplo, entre las Edie del pasado y las Edie del presente en Grey Gardens, un espacio donde el presente y el pasado se conjuntan.

Las Edie agradecen la presencia de los Maysles, en un ejemplo de cómo la cámara aunquesí es catalizadora de situaciones, no necesariamente es creadora de incomodidad.

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